Bloody light

**uanrak** Mar Mayo 29, 2012 9:00 pm

Parecia mentira que se encontrara en ese estado una persona como cualquier otra, con sus ilusiones, sueños y penas. Todo por culpa de esas esas esferas, que le condemnaron a la locura.

Él, cuando estas burbujas de luz llegaron a este mundo, movido por la curiosidad, no dudó en tocar una. Solo con el roce, sintió como emanaba una sensación de paz y felicidad, a la vez que iluminaba cada rincón oscuro y triste de su alma. Fue lo peor que pudo haber hecho en su vida. Al cabo de un tiempo esta exploto, deviolvíendolo a la realidad, mas oscura y tenebrosa que antes de conocer esa urbe.

No tardó en buscarla otra vez. No podia soportar la sensación de encontrarse anclado en una tiniebla de melancolia y tristeza sabiendo que, flotando en el aire, allá, prepotente con su cegadora luz, se encontraba la solución de la oscuridad que envolvia su vida. Cada vez que conseguia se acabava consumiendo en sus brazos, enviandole a un mundo mas oscuro con su ausencia. Su intensa luz le cegaba y le iba quemando la piel, pero... ¿Acaso la felicidad que obtenia no compensaba ese dolor? Ya no podia vivir sin el, nada tenia sentido, y se iba volviendo mas impulsivo a medida que pasaba el tiempo. El dolor y la vida ajenas no tenian valor si con ellas podia obtener su preciado tesoro. Aun me recuerdo... el peor crimen que cometió, destripar a una pobre mujer, que se la tragó con el fin de no darsela.

Y ahora estaba allí, en un rincón de la habitación, completamente ciego y con la carne chamuscada, riendo sin parar mientras abrazaba esa endemoniada esfera. La iba estreñiendo con fuerza para sentirlo con intensidad ese dulce placer y, a medida que obtenia su nectar, reia mas desesperación, con una sonrisa perversa en su cara. El cuerpo se estaba quemando. El dolor era inmenso, pero no le importaba

Y decidió apretarsela con todas sus fuerzas. Abrió los ojos con fuerza, intentando soportar un dolor que no se lo deseo a nadie, ni al mas cruel de los asesinos. Sentia como si estubiese en el paraiso de Dios. Las risas se escuchaban por toda la ciudad, retumbando por todos los rincones. Al cabo de un tiempo cesaron.

Y así acabó, tirado inerte en el suelo, con la carne descompuesta y aspecto de zombie. En su cara se esgrimia una sonrisa donde se veia parte de la mandubula superior. Allá se encontraba muerto, el tetrico rostro de lo que un dia fue mi hermano.